¿Qué esta pasando? [Luna]

Venía de la escuela. Lucía ya de unos 5 años bien cumplidos, asi que podía irme a mi escuela solita. Papá solía ir a recogerme y después, a esondidas, ir a comprar helado. Papá...

-¡Papá!- gritó una niña pequeña, de unos 3 años. Abrazó a su padre fuertemente. Él le beso la mejilla. Yo, fruncí el ceño y apresuré la marcha, mascullando alguna que otra grosería.

Compré un chocolate en una tienda y caminé más rápido, pateando una piedra. Hasta que llegé a mi casa. Rockie jalaba mucho la correa, lo había llevado a la escuela y fue miy divertido.

Abrí la puerta y le quité la correo, dejando que andara libre. Alzé la vista y mi a mi madre. Bajé la vista y subí las escaleras.

Suspiré, me di la media vuelta puse cara de arrogancia hartasmo. Luego, sonreí falsamente. Mi máscara tierna y linda se había puesto de nuevo.

- Hola Mami, ¿Como estás? Muy bien, si yo también adios.- me volteé y paré- Me avisas cuando esté la cena- comenté, casi como una orden y subí rapidamente a mi cuarto. Cerré con llave como he cerrado mis sentimientos.

Aspiré aire.

Dejé mi mochila con toda tranquilidad en mi cama, me quité mis zapatos. Cambié mi ropa, a sabiendas de que mi madre estaba esperando detrás de esa puerta blanca. Era así a propósito. No me gustaba sentirme miserable, así que me desquitaba con lo que más quería: Mamá.

Abrí la puerta arqueando una ceja. Mi mirada huia de ella.

- ¿Mande?- pregunté sin delicadeza. Enojada con la vida.

No podía evitarlo. No quería ser asi con mamá pero estaba enojada. Furiosa, a decir verdad. Corrí a mi cama para abrazar mi almohada. Triste. La mordí con fuerza mientras alzaba la ceja, dando un espacio para que mi madre hablara.

La miraba con detenimiento y cierta tristeza permanente en mis ojos desde que papá no vino. No solo la observaba, sino también la estudiaba. Quería saber sus razones. Las razones de Matthew Welling, el hombre que alguna vez amó a mi madre y a mí.

Dejé que mi madre me sacara un suspiro de alivio con su abrazo. Y comenzó lo inevitable: su llanto copioso y lento. Abrazó a su madre como nunca. Niña como era, niña llorando.Niña dejando salir sus primeros traumas.

Después de haberse calmado, agarró varios kleenex para sonarse la nariz. Sus ojos estaban rojos por llorar, aún así tenía ese porte normal. - ¿por que se fue?- era la primera pregunta que necesitaba ser respondida.

La escuché y no comprendí. ¿Se fue así no más? ¿POR QUE? Esto nos estaba destruyendo. A las dos poco a poco. La miré sin comprender, alza mi carita y fruncí el ceño.

- ¿Y no lo buscaste?- pregunté con un hilo de voz.

La pequeña suspira, alzando una ceja. Le gustaría tener unas amigas así de fieles como las mosqueteras. Unas amigas para siempre y por siempre. Su madre tenía a Lauren, Sam, Heather. ¿Luna a quién? Tal vez a Ame y a Nevaeh que solía tener tendencias un poco...raritas.

- ¿Estaremos bien, cierto?- murmuró tomando la mano cuidada de su madre, sosteniendola fuertemente. Juntas.

Luna suspiró y cuando escuchó esa pregunta se separó de su madre. La miró con una especie de...suspicacia, abstracción y el sentimiento de "esto no es posible" reflejado en su mirada.

¿Qué como le caía ALbert, eh? La niña miró a su madre con su seriedad normal. Un poco más triste pero también más madura.- Creí que le guardarías luto a papá- comentó y no dejó que su madre la interrumpiera- Hablé con Albert al respecto de ustedes dos- confesó sin sentirse culpable o algo parecido.

Luna arqueó sutilmente una ceja. - Le advertí que debía cuidarte como Matt no lo hizo- comentó seria y por rpimera vez mencionó el nombre de mi padre. Matthew. No valía la pena llamarle papá si nunca lo hbaía sido.

- Me agrada. Me cae bien- sentencié finalmente murmurando suavemente. Era un gran paso.

- No rencor- respondió automáticamente la niña. Había hecho una promesa con ella misma y con Will y estaba decidida a respetarla. Muy decidida. Suspiró ligeramente, sus rizos calleron en su frente amplia.

Miró hacia arriba. Hizo una mueca. Ya le había dicho que le agradaba Albert. Aún no eran amigos pero ella era capaz de soportarlo y una curiosidad se despertaba en ella.