Una copa en el bar “Full Moon” de Port Angels

la noche estaba muy fresca, y yo no podía estar mejor....

las cosas en mi vida se habían puesto del color de la hormiga, pasaba las noches enteras despierta, escuchando los sonidos provenientes del exterior, prestando atención al más mínimo sonido que se pudiera percibir... tan o más alerta de lo que yo ya había sido durante toda mi vida.

mi habitación en aquel hostal de La Push no era precisamente a lo que estaba acostumbrada a tener, pero no me podía quejar, era esto o tener que dormir en el exterior. no me hubiera afectado en lo más mínimo, pero me sentía incomoda... mire a mi lado, el pequeño cuerpo de Claire estaba durmiendo plácidamente cobijada por una manta afelpada. era todo un angelito durmiendo y yo no perturbaría su sueño, pero tampoco me podía quedar ahí con mis nervios de punta.

con cuidado, me vestí con lo primero que me encontré en mi maleta, con cuidado, desperté mi hija Anna y le pedí que fuera con Claire y la cuidara en lo que yo salia un momento a caminar.

me subí a mi motocicleta y me encamine a la carretera rumbo a Port Angels....

no tarde más que unos minutos en llegar, deje la motocicleta en un aparcamiento y comencé a caminar por las silenciosas calles. no tarde mucho en encontrar un bar - Full Moon - susurre. me reí de mi misma cuando hice la analogía de lo que la luna llena nos hacia a mis hijos, a mi padre y a mi. entre en el lugar, una mujer de mediana edad muy sonriente me recibió, le devolví la sonrisa algo forzada, no estaba de buen talante pero hice mi mejor esfuerzo. me dirigí al único lugar que podía ir sin que nadie me molestara, una mesa solitaria en el fondo del lugar. estaba tan distraída que por un momento, baje la guardia e ignore el aroma de todos los que estaban ahí. la mesera me siguió con una botella de vino dulce, me senté y lo tome lentamente, apenas mojando mis labios, en el momento en que la mesera se fue, note la presencia de alguien más al fondo de aquel sitio, una persona cuyos movimientos y gestos me habían alterado, de inmediato mis sentidos se despertaron y lo pude comprobar - vampiro - espete con algo de menosprecio - nunca vi a un vampiro emborracharse - sonreí con ironía mirando fijamente los ojos de aquel tipo - ¿estás a dieta vampiro? - interrogue tranquilamente esperando su respuesta...

revolee los ojos y de nuevo moje mis labios en el dulce vino, suspire profundamente, me sumergí en mis propios pensamientos, columpie el contenido de mi vaso de un lado a otro, liquido rojizo, parecido a la sangre, mi mente se fue directamente a cuando era más joven, en Rumania para ser exactos, una noche fría y llena de humedad, un incendio enmedio del bosque, la vida siendo arrancada de tajo.

recogí mis piernas y las abrace, suspire profundamente dándole de vueltas una y otra vez, no importara lo que hiciera, siempre me asaltaban mis recuerdos y me ponían demasiado alterada...

pero parecía que medio mundo me recordaba mi modo de ser, sin medirlo, apreté la copa con mi mano y la hice pedazos, enterrándome los pedazos del cristal profundamente - maldición!- exclame quitandome los cristales.

- ya no puedo esperar a nadie - aprete mi mano un poco para sentirme menos adolorida de mi mano - hace años que deje de esperar - solté sin pensarlo... el frío de sus manos me tranquilizaba el dolor

se hicieron unos largo instantes de silencio

- Anna Marie - el de inmediato se sorprendió y me miro fijamente - Anna Maria VanHelsing - sonreí apenas - aquí todos me llaman Mika - me sentía estúpida, como una adolescente inmadura que no sabía ni que decir - se que eres nuevo aquí - susurre - pero no estoy acostumbrada confiar en tu raza, me han quedado mal muchas veces y no se si estoy en condiciones de cerrar la brecha - le dije con una sonrisa en mis labios - se que no eres malo, no hueles a sangre humana - me levante de mi lugar y pase a su lado - espero que no te metas en problemas - susurre sonriendo - en toda esta región es fácil meterse en dificultades - tome mis llaves de la mesa y gire - no te acerques La Push, te pueden matar y eso sería una pena - hice una reverencia como las que hacia para despedirme, una costumbre que ya no podía renunciar - un gusto joven Frost.... - deje el importe de mi copa de vino sonriendole a la chica con amabilidad...

salí del lugar con la cabeza dándome de vueltas, ya en la calle, el frío viento me daba en la cara y me proveía de cierto alivio, pero aun así, no me sentía bien.

llegue al aparcamiento y vi mi motocicleta, supe de inmediato que no la podría manejar hasta la reservación, lo peor, es que no había ni un transporte para poder llegar

- ni modo - suspire - a caminar - comencé a caminar los N kilómetros hasta mi destino, con suerte, llegaría en unas tres o cuatro horas al paso que iba.

al salir del pueblo, el silencio me envolvió y me hizo pensar seriamente en lo que había ocurrido en aquel lugar, jamas había sido tan grosera ni tan pedante, había reaccionado instintivamente y no me sentía orgullosa de ello, pero lo hecho ya estaba hecho, y no había manera de remediarlo, lo más seguro es que jamas volvería a ver al Vampiro, así que ya no había nada que hacer - lo peor es que me había caído bien, pero mi boca no se controlo - comencé a reírme estúpidamente internándome más en el bosque... sintiéndome miserable.

logre dar con un camino abandonado, en un claro descuido por parte de todos. lo tome y seguí caminando por la senda, me gustaba muchísimo caminar en lugares como este, enmedio de arboles y una linea de cielo asomándose, bueno, ahora no había un cielo del todo estrellado, estaba nublado y amenazaba fuertemente con llover, la oscuridad no era problema, mis ojos estaban diseñados para poder ver en la más absoluta oscuridad... bufe, aun estaba molesta conmigo misma....

- Anna Marie Van Helsing... ¿quien te manda? - suspire - me sorprendió bastante cuando en lugar de que el camino siguiera hacia el Oeste como se suponía tenía que hacer, giro dramáticamente rumbo al norte, sonreí, seguí el camino hasta salir a una playa, estaba bastante fresca la noche, pero valía la pena tomarse un momento de tranquilidad... y lo más curioso de esto es que no era la única en el lugar, un grupo de chicos tenían una serie de fogatas muy cerca de la orilla del mar, se veían tan contentos, que me daba envidia no poder vivir algo así....

me senté en una aglomeración de piedras cerca de la playa, me sentía tranquila, en paz, y por primera vez en muchos años... feliz...

Escuche unos pasos acercándose rápidamente – er que? – en un momento ya tenía a Lyonel a mi lado – me vas a matar de un susto – solté el aire, me había espantado, no me lo esperaba – hoy si que tengo la guardia baja – baje la cabeza a mis rodillas buscando calmarme…

- ¿historia? – Interrogue – carne humana…. Los licántropos más viejos se han alimentado de carne humana, eso lo sé, no soy ajena a las leyendas de mi raza y tengo conocimiento que aun hoy lo siguen haciendo, es a esos a los que me dedico a cazar – susurre observando la tranquilidad del mar, aun se podía sentir la amenaza de lluvia, el aroma tan característico inundaba el aire, aunque de manera sutil y poco obvia para los humanos.

- eres muy confiado – le solté – comprar a los jefes de las tribus es… Osado… y bastante suicida, no se si admirarte o darte un buen zape por eso – sonreí sinceramente – gracias por curarme, en unas dos horas la herida ya estará sanada – mire mi mano, realmente no mi mano, si no el pañuelo negro que la envolvía – hace 100 años que no platicaba con un vampiro…

acepte el abrigo de buena gana, no tenía ganas de ser grosera y menos cuando una hermosa paz me inundaba.

- me interesa cazar por que ya esta en mi sangre - me cubrí bien con el abrigo - más de 500 años de cazadores de vampiros y Licántropos cruzando por mi sangre no se niegan fácilmente - sonreí - en cuanto a los asesinos, bueno, mi madre hacía eso, ella y mi tío se encargaban de ellos cuando vivían en Transilvania - sonreí - no tienes idea de lo horrible que eran aquellos tiempos, eran tiempos en los cuales, se podía vivir a plena vista de todos los humanos, nos veían como monstruos, ahora, hasta organizan foros y eventos para celebrar nuestras leyendas - suspire y me recargue en las piedras sintiendo la fría llovizna caer - llegue Caminando - susurre - no puedo conducir mi motocicleta, no estoy de buen estado ahorita, llevo días sin dormir y el trago de vino, aunque solo haya sido uno me esta pasando la cuenta.

mire a los chicos de nuevo, ya estaban adentro de sus carpas, se podían escuchar sus murmullos, algunas risas y algunas maldiciones por lo volátil del clima...

- tengo dos hijos - murmure - un chico y una chica, son gemelos, nacieron en el momento de mayor incertidumbre en mi vida, son mi regalo del cielo... se que sonara estúpido pero casi mueren los dos, los amo y se lo que es preocuparse por que tus hijos estén sanos y a salvo, pero debes entender que mis preocupaciones tienen que ver con el mundo sobrenatural, no con los humanos, con ellos tenemos la deuda de resarcir daños pasados, pero no de inmiscuirnos, si tu los matas, gracias por hacerlo... muy pocos quedan para hacer eso - le sonreí amablemente y desvié la mirada rápido, su intensa mirada azulina parecía que me traspasaba el alma y me ponía nerviosa...

- ¿tu mirada es muy intensa sabes? - trate de desviar la mirada y ocultar mi sonrojo con su propio abrigo...

- agradezco que te encargues de ese tipo de personas, - supongo que tendré que aceptar tu invitación, tengo que regresar por mi motocicleta y ver como puedo hacer para llevármela hasta La Push - sonreí amablemente, el vampiro me había caído bien, tal vez, este sería el ultimo vampiro con quien entablaría algún tipo de platica en muchísimo tiempo, no era común en mi entablar amistades con su raza - me levante de mi lugar y lo seguí.

- llévame hasta Forks, de ahí podre telefonear a mi hijo para que vaya por mi y no tengas que acercarte a la Reservación Quileute - le pedí, el modo en que había llegado yo hasta su auto había sido todo un suceso de lo más extraño - condujo hasta que pude distinguir el aroma inequívoco de Forks, un lugar infestado por Vampiros, muchos de ellos estaban fuera cazando, otros se mantenían al resguardo de sus hogares, solo unos pocos eramos licanos... quien lo diría, un vampiro y una Licana viajando en el mismo automóvil en paz.

al llegar a Forks me baje del auto en un teléfono publico, marque al celular de mi hijo y este me contesto adormilado, pobre, la escuela lo estaba absorbiendo de nuevo con sus tareas interminables.

- le hable a Kaled, dice que llega por mi en unos 30 minutos - le dije amablemente - gracias por traerme, no recuerdo haber visto un vampiro tan amable - le sonreí con franqueza - trata de no meterte en problemas, las cosas aquí están densas , mucho gusto señor Belmont, espero que su estadía por estos lares sea buena - estire mi mano para estrecharla y después camine hasta la preparatoria de Forks donde se suponía estaría yo esperando a mi hijo...