El mejor buscador.... (Demetri)

Ciertamente estar en Volterra resultaba interesante y un poco más que eso. Hacía Bastante que los Volturi habían llegado a México a cobrar todas juntas las vendettas que se solían practicar, del modo más sencillo. Muerte.

Sin embargo incluso en ese entonces no se me pudo juzgar ni culpar de nada, eso me daba la ventaja, amplios territorios para mi, nada de competencia ni rencillas; aunque por otro lado, mi clan había sido totalmente diezmado.

Pero, a diferencia de aquellos desafortunados y extintos vampiros siempre supe cuando detenerme y cuando atacar... desear la vendetta de mi clan en contra de los Volturi era, bueno, un total desperdicio de tiempo y existencia... Los Volturi eran poderosos, pero.. lo seguirían siendo después de el ridículo frente a los Cullen?

Ese era un motivo por los que aún me encontraba en Volterra, averiguarlo y por que no? tener un poco de diversión, la eternidad a veces llegaba a ser tan aburrida...

Había caído la noche ya en la ciudad de Volterra, un lugar lleno de vampiros haciéndose pasar por humanos e inclusive respetando los limites de esa tierra para esa clase de seres, que servían simplemente para satisfacer necesidades básicas. El palazzio dei Priori, sin embargo, me parecía interesante, y a juzgar por los efluvios que llegaban de lleno a mi, no tardaría en tener compañia

Y estaba en lo correcto, pero al menos el tono de voz me hizo saber que sería una compañía interesante.

Por supuesto no recordaba mucho de ese tono de voz y en realidad no debería de hacerlo. Un giro sobre mis talones me dejo contemplas a mi acompañante, nada mal debía acotar en las actas mentales.

Entre abrí mis labios lenta y sensualmente y lo evalué con aquella mirada determinada que tanto me había funcionado en el pasado. Ladee mi rostro casi con dejes de ternura e inocencia que contrastaban a perfección con las intenciones de mis ojos y labios.

-la mejor de las visitas- le aclare con un tono de voz bajo y decidido, que yo supiera ningún guardia podía matar sin la autorización de sus maestros así que me acerque un poco a el -Considerame una embajadora de otro continente- dije con una sonrisa de lado. a el no lo recordaba en las antiguas batallas mexicanas. Vi entonces directo a sus ojos carnesi y con determinación y encanto -Hola, soy María- estaba hecho, me había presentado solo por si no estaba enterado de mi presencia en el amado palazzo.