In the Sky { libre }

Berlín. Si, Berlín. Suspiré con cierto hartazgo, mirando tanto rubiecito guapito. El olor era insoporatble: sangre humana, sangre roja que exigía ser bebida minuto a minuto. Podía sentir el ardor en su tráquea, la falta de aire. Podía sentirme un poco viva.

Caminé con cierto desdén, mirando por encima de las personas como siempre. Todos se fijaban en mí, podía escuchar las expresiones en su cabeza. "Mira su cabello, será natural?" "Dios..mirála" "Que feo cabello, tiene ya desearía ella tener el mio rubio" "Envidiosa que eres, Audrey. Es hermosa...."

Metí mis manos en mi chamarra de cuero. Miré y encontré la entrada de un bosque. Corrí, corrí, corrí. El viento sacudió mi cabello, el aire empezó a colarse en mi chamarra. La sangre dejó de escucharse, el ardor comenzó a incrementar. Mi deseo se hizo presente, mi naturaleza salía a flote.

Qué maldita la mía vida.

-me encontraba cazando, hacia mucho que habia experimentado el deseo de cazar y aunque no se me daba del todo procuraba solo cazar gente que no servia o no valia la pena aunque su sangre no era del todo rica, pero el provarla por primera vez hacia que se sientiera unica y repetible esa experiencia.-

-de pronto un olor poco conocido me llego, note que alguien no muy diferente a mi estaba buscando lo mismo que yo y entonces decidi, llegar a mi lugar de base en el arbol mass alto en el que me contraba y me puse la playera que tenia ahi y baje de nuevo tratando de cuidarme, para que no me confundiera con un humano-

Pasos, unas respiraciones. Humano. Algo tenía ese efluvio: picante pero dulce. Vampiro pero mortal. Ambas. Arqueé una ceja, alerta y sorprendida. ¿Un híbrido? Pensaba que era cuentos urbanos.

Una ráfaga, y pude ver el susodicho rarito: un hombre apuesto, sin duda. Dí 4 pasos atrás, todos por el miedo a atacarlo. ¿Miedo? Sería más bien que estaba agarrando vuelo para abalanzarme contra él.

Y así lo hice. 5 pasos, un brinco ligero, preciso y caigo sobre él. Logro tirarlo sobre las hojas mojadas y el pasto escaso. Mi nariz huele su esencia humana, mi garganta reclama su sangre. Mis manos se apoyan en su pecho. Mi instinto me dice que beba. Mi moral me dice que me detenga.

Cruzo la mirada con él.

Mi mirada rubí se posa en la suya, comprendiendo un poco. Abro mis ojos llenos de confusión y cierta...compasión?. Arqueo una ceja y me alejo de su cuello, aunque sigue sobre él. No le quito la mirada de encima.

- Si dices que hueles tan horrible por que para mí hueles exquisitamente?- pregunté con voz fría, con un suave de pregunta sin llegar a la locura. Mi mirada en él , observandolo.

Seguí escuchando y sonreí abiertamente cuando él respondió. Vaya, egocéntrico. Me acerqué un poco más a él, quedando a pocos centímetros de distancia de su boca.

-Tal vez me gusta tenerte así- murmuré sin bajar mi mirada. Después de decir esto, bajé mi dulce y rubí mirada por todo su cuerpo SOnreí de nuevo sin atisbo de expresión y me levanté en un ágil y elegante movimiento.

¿Qué podría sacar de este chico? No era de las que buscaban sexo al por mayor, ni mucho menos. Una conversación humana. Había olvidado el sonido de ésta, la tranquilidad en el aire sin temor a matar a tu referente.

Limpié mis jeans con sumo cuidado y observé a Lukas. Arqueé una ceja. - Es un mundo libre. Puedo cazar lo que yo desee, en donde me plazca- comenté con cierta hostilidad, a la defensiva. No podía evitarlo, me hubiera gustaado ser un poco más amable con este chico. Pero no podía.

- Dianna Winchester- murmuré, presentandome con autoridad. -No creo que te incumba donde nací-

Miré como se daba la media vuelta, a lo que sonrié un poco. Rétame, pensé, eso quiero. Eso quieres.
Caminé 3 pasos y puse mi mano sobre su hombro, dejando que sintiera mi frío tacto. Lo rodeé con mi mismo brazo y le sonreí.

- Inglaterra, de ahí vengo- murmuré mirando hacia el cielo. Cruzé mis brazos, elegantemente.

Es genial conocer a una chica inglesa, alguna de mis compañeras de maestria lo son, pero bueno, no son tan hermosa como tu, porque ha de ser? por ser inmortal a caso? -sonrei y senti como queria ser retada, sonrei y me acerque a ella suavemente son provocar nada en ella mas que el deseo de que me conocia mas de que no me fuera- No entiendo porque quieres ser provocada, o retada, pero eso siento, me gustaria saber porque, acaso quieres divertirte un poco?

Arqueé una ceja y reí suavemente, divertida.

- ¡Tu don es saber los sentimienntos de las personas!- comenté sonriente, divertida e interesada. Mi cabello se movía al compás de mi risa, dejé de reír y lo observé. Mi inteligencia e intuición se habían afinado con mi conversión.

- Entonces crees que mi belleza es por mi inmortalidad. Que cumplido, eh?- comentpe y gruñí un poco, de buen humor. Seguía con mis brazos cruzados, ahora más relajada sin quitarle la mirada encima. Yo era bella desde antes, lo unicó que cambió fue el color de mis grande ojos, el tono de mi piel. Y la sed.

- Diversión...ah?- murmuré chasqueando mi lengua. - Buscas lo mismo que yo, así que puedo asumir que estás atado a una mujer.

Asi que crees que estar con una sola mujer me hace querer diversion? vaya creo que estas pensando es muy grave creo que deberias de analizar mejor las cosas, yo solo intento ser amable -sonrei y me adentre en el bosque haber si ella me seguia, yo aun estaba muy dolido por lo de Deni y queria olvida mi amargura al menos discutiendo o divirtiendome como fuera con esa escutural vampireza-

Suspiré rodando mis ojos, que tipo. Típico. Egócentrico a más no poder. ¿El ser inmortales los hacían así? ¿Qué podía esperar de esta mundo rojo y frío?

Si, estás atado a una mujer…o una mujer te ha hecho sufrir- comenté mientras caminaba hacia el otro lado.
No tenía el don de la empatía pero era muy buena sabiendo lo que lo demás sufrían. Mi madre me decía que era natural en las mujeres, era nuestro 6t0 sentido. Sonreí mientras miraba hacia el frente, dejando guiar por el olor de un humano.

Reí sonoramente. Ése era el problem a de los humanos: sentir apasionadamente. Mi parte humana aún estaba en mí pero, sinceramente, no me importaba tenerla. ¿Para qué sentir? Y si sentía era mejor los sentimientos que saban lo profundo de tu ser.

No volteé, sólo escuché. OOh, se enojó..pobrecito...
¿Respeto?

- No te ofendí, cierto? Hice una suposición, tu te hechaste la soga al cuello, Mon Chére- murmuré alzando un brazo y murmuré de nuevo au revoir.