Tan inevitable como verla de nuevo, una y otra y otra vez (Flashback)

Sentía cómo mi corazón bailaba tangos y fandangos cada vez que me acercaba a Forks a husmear... no era porque la ilusión de un pueblo con algo de civilización me emocionara, sino que ahí estaba Bella Swan, pequeño punto que me hacía botar el corazón de la emoción. Parecía incluso un radar: perseguiría su olor hasta saber donde estaba. Sabía que no estaba junto a Edward Cullen ese día, porque nunca antes había bendecido a un radiante Sol de mayo, lo que significaba: "No hay chupasangres a la vista".

Bien ¡a brincar se ha dicho, Jake!

Tomé el Golf Rabbit y metí hasta la quinta velocidad en una curva, creo que por poco me llevaba un estúpido perro que se atravesó por ahí, pero no importaba: ya empezaba a emocionarme. ¿Qué diría mi chica, la de los cachetes rosas por la vergüenza? ¿Estaría feliz de verme una vez más?: El sol con el sol, la simetría con la perfecta simetría que éramos ella y yo... ¿En verdad ella era feliz con ese intento de ser humano?

Poco antes de llegar a mi destino, olí el inconfundible aroma de su casa: floral, un poco de uniformes policíacos, un poco de metal de bala... un poco de esto y un poco másde aquéllo,concentrándose en ella misma: estaba ahí. Sin pensarlo siquiera, llegué sonriendo y toqué la puerta:

-¡Bella!

Me había olvidado qué se sentía sonreír. A veces me perdía en una estúpida melancolía que difícilmente se me pasaba: Bella no se despegaría de ese idiota ni lanzándolos a lados opuestos del Universo, seguirian unidos por una maligna e inconcebible conexión durante la eternidad quizá... y yo sería por siempre un Sol para respuesto, por si había la ocasión, pasaría a iluminarla.

Se sentía tan bien tenerla conmigo, y en un momento ¿se te ocurre qué hacer cuando tienes a la persona que amas entre tus brazos? Se siente un bloqueo inexplicable, quisieras llenar todos sus malditos vacíos y tienes ganas de ser todo para ella. La abracé y sentí sus espasmos exagerados, pero que tanto adoraba de ella:

-Bella, cielo... -acaricié sus cabellos, incluso casi tenía que agacharme para hacerlo -Lo bueno del Sol es que apacigua las extrañas pestes de la zona... -sí, me refería al chupasangre -¿Me has extrañado, cierto? Vine a asaltar tu cocina... Billy hizo la despensa pero no había frutas y pensé que tendrías por ahí unas cuantas manzanas para un pobre amigo -le sonreí tomando su mano y caminando hacia el interior de su casa

Claro, claro... las estúpidas excusas eran un buen paso para estar con ella...

No, bromeo... no es un buen paso, sino el mejor paso para saber que sigue viva y con las mejillas coloradas.

Bella Swan escribió:

-Bienvenido a casa Jake-dije sonriendo mostrándole la puerta del refrigerados-adelante toda la fruta que quieras y si no la consigues siempre podemos ir a buscar al mercado o cultivarla de ser necesario-lo quería el mayor tiempo a mí lado, debía aprovechar cada momento porque el futuro que se aproximaba no me iba a permitir estar cerca de él nunca má

s, debía gozar cada instante-Y deberías mejorar tus pretextos eso te resta años y me los suma a mí-dije sonriendo con complicidad a mi amigo.

-Entonces, Bella... cmienza a sembrar hectáreas de manzanas -solte su mano y me dirigí a tomar la primer manzana de la jornada -.Chica, por cierto, ya tienes... ¿cuántos años? ¿Apenas treinta? Si mal no recuerdo, yo andaba en treinta y cinco...
Miré pensativo un banco de la barra y mordí la manzana, Bella se sentó enfrente de mí y me miró sonriendo ¡vaya espectáculo! Su simpleza bárbara me estremecía, era su encanto. Sus valiosos latidos seguian presentes, ahí, como el tic tac del reloj que pronto llegaría a la hora cero y se pararía... y se volvería un monstruo... y... y...

-¿En realidad estás segura de lo que vas a hacer? -lo solté sin pensarlo, refiriéndome a su decisión sobre retorcerse los sesos a un ser carnívoro

Bella Swan escribió:

-Jacob esa pregunta no tiene otra respuesta si estoy segura de lo que quiero y voy a hacer-dije firmemente sin dudarlo. Lo miré atenta, quería recordarlo perfectamente.

Parecía que me había vaciado un cubo de agua helada... algo peor que eso, de ser posible. Ella seguía en sus trece de volverse una extraña, y yo insistía en buscar la forma de que no lo hiciera, no me daría por vencido, quería que Bells siguiera sonriéndome sin arrugar su nariz.

Tomé una segunda manzana y lancé el corazón de la primera al bote.

La observé atentamente a los ojos, y en el momento en que titubeara al verme, intentaría regresarla, ni siquiera la iba a querer conmigo, pero sí a mi lado, aunque fuera con otro idiota como Mike Newton, pero seguiría siendo Bella Swan.

-¿Por qué me miras así, entonces? Parece que esto fuera definitivo... -dí otra mordida -como... como si nos estuviéramos despidiendo

La futura extraña me seguía mirando con determinación, me levanté y tiré el corazón de la segunda manzana, tiré de su brazo y cuando me volví a sentar, la apreté hacia mí.

Si era hora de despedirse definitivamente, entonces no sería yo el que dijera la última palabra.

Recorrí su cabello recordando su sedosidad, sentí sus brazos en mi pecho desnudo y deseé estúpidamente que ella hubiera hecho conmigo lo que se le placiera. Pero estaba determinado a jugar mi última carta...

Bella Swan escribió:

-Jake no puedo perderte, no puedo no quiero y odio hacerte mal-comencé a besar su frente y mejillas.

Deseé infinitamente que ella me besara por amor y no por cariño ¿Por qué tanta terquedad, Jacob? Pero no podía, más bien no quería separarme de ella... pero tendría que ser así.

Tiempo de jugar tu última carta, Jake.

-Y... Bella... ya te lo dije una vez, ya te besé una vez... -ella terminó de mimarme como niño de seis años y me miró algo seria - pero eso no basta ¿sabes? Lo sé, lo sé... soy un terco... pero míralo desde este punto -estaba buscando las malditas palabras correctas -: nadie se enamora a primera vista... ni creo en eso, ni la imprimación ni eso... nada es a la primera vez, Bella. Dime ¿cuántas veces necesitas que te diga que estoy enamorado de tí para sembrarte la duda?

Ella se dispuso a hablar, cuando sus labios me parecieron perfectamente en posición para intentarlo una vez más. Había sido sincero: la imprimación y amoríos a primera vista eran patrañas, era estúpido pensar que con una simple mirada ¡bingo! te imprimas... Poco tiempo... quizá, pero nunca en una primera vez.

Yo estaba jugando el último as de la manga, y si era necesario, lo sacaría una y otra y otra vez hasta hacerla dudar, no de mí, sino de aferrarla a la vida mortal, a ser siempre Bella Swan con sus torpezas y tonterías que tanto encantaban.

La besé como nunca habia tenido idea de hacerlo, en cada movimiento muscular había un "te quiero", un "vive, Bella", una súplica por quedarse conmigo por los años que viviéramos, un grito de amor y muchas cosas que por estupidez no había hecho en el tiempo que llevaba de tenerla como mi mejor amiga. Tomé su cintura aún sentado y la aferré a mí, y ella no tenía necesidad de ponerse de puntillas.

No respondía... ¡Jake, demonios!

Dejé una mano en su cintura y con la otra tomé su minúscula cara, con mi dedo índice y pulgar fijé su barbilla a la mía, con cada caricia de mi mano en su cara y en su cabello no le pedía, sino le demostraba lo que estaba por dejar... Ella se vaciaría de emociones quizá, ella dejaría de ser Bella... mi querida y tonta Bella.

Pero entonces...

Y un dejo de todas las cosas que soñé, se quedaron en ese beso, respondido con una pizca de duda... con la duda de Bella.

-Te lo he dicho: pudiste haberlo hecho mejor -susurré a la altura de su frente

Dos lágrimas le cayeron y yo las borré. Esperaba que así yo pudiera borrarla de mi necio y estúpido corazón algún día, algún día en que creyera en algún tipo de esperanza. Bella no era mía, ni jamás lo sería.

Seguí ahí sentado a la expectativa de que ella me sacudiera y gritara algo imposible, pero jamás sucedería. Ya no había ningún juego qué jugar, ni llaves maestras, ni súplicas, ni relojes que caminaran hacia atrás ¡no había nada! Y sin embargo, yo seguía ahí y seguiría hasta que ella se pusiera más fría que el hielo.

-Una última cosa antes de despedirme, cariño ¿Sabes? Siempre pensé que pudimos haber hecho la familia perfecta, siempre soñé con tomarte de la mano en una boda anticuada y pobre, pero felices, Bella. Donde Charlie y Billy podrian haberse emparentado, donde hubiera dos enanos correteando de un lado a otro: una niña y un niño... y sobre todo -tragué saliva, conteniendo un llanto impropio de mí -donde no existieran los chupasangres y que toda esta historia hubiera sido mera ficción

¡Más cursi de lo que esperaba!

Pero después de eso, dudaba volver a escuchar palabras así que vinieran de mí. Yo me pudriría de tristeza en algún rincón del mundo y ella, en el otro extremo, estaría cubierta de sangre cuando tomara a una víctima.

Cuando terminé de decirle todo lo que tenía que decir, tomé sus manos una última vez y me separé de ella, dejándola pasmada al estilo tonto que tanto me gustaba. La miré una última vez y salí llevándome la tercera y ultima manzana. Estaba ya tocando el pomo de la puerta cuando...

Sentí un toque tibio que resultó ser su brazo jalándome, y momentos después ella arrojándose a mi pecho y echándome los brazos al cuello, aferrándose a las cosas meramente ilógicas que tanto me había reclamado. Un segundo me sentí desgraciado, pero al siguiente la manzana rodó por el suelo porque mi brazo la preferiría siempre a ella, me sentí dichoso, un último momento definitivo, que siempre sería mi válvula de escape hacia el mundo real, del cual, al salir de aquella casa, sería la última estación a la que regresaría. Yo sería un animal, un lobo herido por siempre, aullando como enfermo terminal del dolor que duraría una larga y maldita vida, porque aunque su beso fenómeno demostrara una pasión anormal viniendo de una chica sencilla y seria, siempre habría una poluta del aroma de Edward Cullen, el chupasangre que había desbaratado lo que en realidad me pertenecía.

Si mi estúpido y supuesto "as bajo la manga" estaba perdido ¿qué...?

Entregué mi otro brazo hacia ella, hacia su cintura y la levanté en una vuelta, deteniéndola para que siguiera haciéndome el tipo más feliz del Universo, aunque cuando terminara ese que parecía un eterno instante, me destrozara hasta convertir a Jacob Black en algo menos que partículas, y sólo sobreviviera un animal.

Esta vez era ella la que era más fuerte que yo, ahora ella me imploraba quedarme... ¿sería correcto estar por ahí vagando en los días de Sol cuando no estuviera el maldito vampiro del que se había enamorado mas que de mí? El futuro que era nuestro era el mismo que nos había separado: tanta química no podría estar combinada.

La bajé al suelo pero no quería separarme de ella y seguí besándola, quería que Edward Cullen me viera, quería que él viera lo que había hecho ¡que se enterara de la jodida vida a la que me había marginado! Que supiera que una parte de Bella siempre sería mía y que yo siempre sería de Bella, aunque todo marchara en contra de una corriente, de algo como él lo era. Por un momento imaginé todo esto, que me viera, que supiera, que sintiera lo que yo sentía por una desgracia, que se enfrentara conmigo a muerte para que definitivamente uno quedara fuera del camino. Quería destrozarlo.

Así agachado y contra mi voluntad, terminé por separarme de ella.

-Ojalá yo también pudiera vivir para siempre, pero me volveré viejo, Bella... seré un tipo normal, ya no tengo nada que me haga retrasarme, no habrá nada, pero ¿sabes? -le dí un beso corto y ella se quedó mirándome - Este fue el mejor beso... ¿viste? No tenías que fingirlo.

Tomé sus manos y las bajé de mi cuello y se las dejé a un costado, fui por la manzana que había tirado y se la enseñé.

-Gracias por la manzana -se la enseñé y le sonreí -. Gracias por haberme hecho creer que en verdad me amas... gracias por haberme hecho saber que habríamos sido los más felices.

Mordí la manzana.

-Por cierto...tengo que ir por las muletas, se me hace increíble que hace 2 días haya destrozado vampiros. Charlie encontraría ilógico verme aquí sin muletas ni férulas o algo que me haga ver como un pobre enfermo

Le saqué la lengua y ella se sonrojó. Sería quizá lo que más extrañaría de ella.

-Ahora, antes de que desaparezca para siempre de tu vida, y ahora sí, definitivamente... ¿Te puedo dar mi último beso?

No me contestó y le sonreí a punto de rozar sus labios una última vez, pero sin lograr besarla. Me separé de ella y ví sus ojos cerrados en un profundo gesto de deseo.

-Veo que tú también quieres que te bese...

Y aún con la manzana en mi mano derecha, tomé con mi mano izquierda su nuca y le dí un último y corto beso.

-Por cierto -agregué cuando abrí la puerta -, que mi único objetivo al haber venido aquí, era para besarte antes de largarme -ensanché una sonrisa -. ¿Sabes? Es reconfortante, el beso que me diste antes de irme a jugar la vida contra las sanguijuelas me dio la idea. -miré el cielo, que comenzaba a nublarse -Ahora sí, me largo, señorita Swan... ¿te quedas con 32 años? El beso ahora si te hizo mayor que yo 1 año... por lo que te quedas en 36, y yo en 35. Recuérdame con 35, Bella, si es que recordarás a tu mejor amigo... Adiós, amor...

No la voltee a ver hasta que llegué al carro y comencé a convulsionarme del dolor y de las lágrimas, y cuando me fijé hacia su puerta antes de dejar mi carro en mi casa e irme hacia el Acantilado, ví que ella también podría haber inundado Forks con lo que quizá sería su último llanto.