Porque eres lo que quiero por el resto de mi eternidad

caminaba por el castillo, estaba como loco, no podía resistirme, mi mente viaja, dándome mil y un respuestas a cada pregunta que me planteaba, decidí regresar a mi habitación, que había estado mucho tiempo sola, evitaba ir por ese lugar, salvo cuando tenia que cambiar mi atuendo. Al acercarme a la habitación percibí el suave aroma a mi esposa, y me apresure, mis pasos eran tan rápidos y suaves que ni yo los escuchaba, entre y ahí estaba, con los ojos cerrados, justo como una estatua de mármol esculpida perfectamente, me acerque y la abrace por la espalda, pegando su espalda a mi pecho, entrelazando mis dedos con fuerza en su vientre- bienvenida de nuevo- le susurre antes de darle un suave beso en la mejilla. cerrando los ojos justo como ella, recordando cada momento hermosos y borrando cada mal pensamiento de mi cabeza

la aferre a mi con una sonrisa- si, bienvenida, siento como si no te hubiera tenido por un largo tiempo-susurre antes de que se volteara, luego la tome entre mis brazos y la acurruque a mi, concentrándome solo en ella- mejoro a cada instante que estas conmigo- susurre en respuesta a su pregunta, escuchando su suave voz en mi oído- a mi también me hace muchísimo bien tenerte conmigo- sonreí y poniendo una mano en su cabeza y cerrando los ojos, pegando mis labios a su mejilla, buscando sus labios, mostrandole con ese abrazo todo lo que ella me hacia sentir

Correspondi el beso con toda intensidad, aumentando la intensidad del beso, manteniendo una velocidad lenta, centrando cada uno de mis sentidos en ella, sientiendosu piel debajo de la mia, oliendo su suave aroma que, sin importar el tiempo que llevabamos de pareja, me seguia volviendo loco, compensando cada momento que habia estado lejos de ella.

Movi mis brazos rapidamente, dejando que me despojara de la tunica -Si un poco -rei ante su ironia -Pero jamas lo suficiente como para alejarme de ti -sonrei mas ampliamente mientras que quitaba el saco y desabotonaba mi camisa, sintiendo sus suaves labios esando mi cuello una y otra vez, inhalando mi aroma. Le quite la tunica rapidamente, dejandola solo en su vestido, cuando ella hablo, sus palabras me habian hecho sonreir, an que me lo hubiera dicho muchas veces desde que nos habiamos conocido, me encantaba que lo hiciera y cada vez era como la primera -Y yo te amo a ti, Sulpicia, de una manera que no te imaginas -dije suavemente, levantandole el rostro para mirarla a los ojos -Jamas volvere a dejarte ni un momento, estare contigo cada que tu me quieras ahi -le sonrei de nuevo mirando sus ojos rojos que sin importar los siglos, seguian reflejando ese fulgor que amaba, la aferre a mi con fuerza, enlazando mis manos con las de ella, haciendo un contacto con su mente, pero sin entrar en ella