Buscando algo mejor que lo que hay en casa (Alec)

Sin duda alguna tenía muy en mente que Heidi se "esmeraba" en llevar buena comida al castillo, pero ese no era el caso, ahora estaba aburrida de siempre lo mismo. y no dudaba de que a Alec le pasara algo similar, bueno no estaría de más salir un rato. Decidi ir a avisar de la salida, dudaba que se reusasen ya me habían hecho sufrir mucho rato con tantos cambios en los inquilinos de Volterra, como para no concederme este permiso.

Empaque unas cuantas cosas antes de salir de casa, algo ligero, pensaba hacer muchas cosas en este lugar pero me gustaba más lo improvisado, siempre que no se trataba de una misión; solo así me gustaba las improvisaciones

Jane me había sugerido ir de cacería por nuestra cuenta, según mi hermana, ya estaba un poco cansada del menú que traía Heidi. A mí no me parecía tan mal, pero la sugerencia de Jane se me hizo interesante, además ir de cacería significaba ir en busca de diversión.

Llegué a nuestra habitación y la vi con una bolsa en mano- ¿tan pronto?- Ella me observó con una de sus tantas miradas que la caracterizaban, que la hacían ser tan única.
No dijo nada, me ofreció la bolsa y yo la tomé sonriéndole, mi hermana empezó a caminar deprisa, cerré la puerta y fui corriendo tras ella. - ¿adónde vamos Jane?- la verdad es que no me importaba mucho el destino porque siempre me dejaba sorprendido con lo que tenía planeado.

Me había sorprendido encargándome de pequeños detalles de lo que llevaría al pequeño paseo, no respondí a su primera pregunta, solo le mire de manera algo cómplice mientras le daba la bolsa y caminaba tranquila pero aprisa por el corredor.

Ya estábamos a punto de salir cuando mis labios se despegaron para al fin contestarle una de sus preguntas
- Vamos a Roma, espero no te disguste mi querido Alec -
Exprese volteándolo a ver con una sonrisa simple y una leve incógnita en los ojos, podíamos cambiar de rumbo si a él no le parecía, solo era cuestión de que lo dijera.

-Roma, Tokio, Helsinki, Moscú, la ciudad que más te guste - Me acerqué para tomar su rostro entre mis manos.- lo único que me importa es que tú estés conmigo. Eres la favorita Jane - dije bromeando y con mi dedo indice di un leve golpecito a su nariz- ¿nos vamos?-pregunté alzando una ceja-

Me había encantado su respuesta - Bien iremos a Roma entonces, ya que me das la decisión del lugar- Sentí sus manos entornando mi rostro mientras me le quedaba viendo con una sonrisa - Ese es un nuevo termino, "la favorita" - le dije mientras soltaba una suave risa ante su pequeño golpecito en la nariz.

Observe su expresión algo impaciente para ya salir. - Si ya vámonos, parece que no puedes esperar unos segundos - mencione en forma divertida mientras tomaba su mano y hacía una señal para que nos abrieran al instante las puertas. Partiríamos sin escalas hacia Roma. Saliendo del castillo le mostré el auto que conduciría mirando en sus labios la sonrisa que planeaba dejarle en los labios con esa sorpresa.

Al salir del castillo vi estacionado un coupé negro, miré a Jane y ella sonriendo me entrego las llaves. Yo las tomé con una sonrisa gigante. –Oh diablos Jane!, por eso te amo tanto-Riendo la tomé de la cintura, giré con ella y luego besé suavemente sus labios.- Bueno, es hora de partir.- Le guiñé un ojo y agarré su mano para llevarla al coche. En unos segundos estuvimos dentro del auto. Pero antes de irnos volteé a verla. –Gracias mi amada niña–Acaricié su mejilla con mis nudillos, arranqué el auto y pisé hasta el fondo el acelerador.

Lo abrace por el cuello soltando una risa con menos intensidad que la suya, pero que se acoplaban sin duda alguna. Me encantaba sorprenderlo con este tipo de detalles, adoraba escucharlo reír y cuando sentí sus labios sobre los míos correspondí sin dudarlo, el corto beso.
- Andemos entonces, para que el camino se acorte - me tomo de la mano y en unos segundos nos instalamos dentro del coupé
- Sabes que no hay nada que agradecer, me encanta complacerte y hacerte feliz.- exprese con aquella ternura que solo guardaba para él, que solo él merecía y que solo a él le expresaba.
Sonreí mientras el arrancaba el coche y sin demora nos dirigíamos a Roma.
- Me va a encantar este viaje - le mencione mientras lo volteaba a ver y colocaba la mano cerca de su oreja, jugando con un pequeño mechón de su cabello.

-También a mí- Agarré la mano que jugaba con mi cabello y le di un beso pequeño. – Jane, mírame- Solté el volante y saqué mis manos por las ventas del coche. Empecé a reírme, sintiendo cómo empezaba a descontrolarse el auto, pero en pocos segundos tomé de nuevo el volante.
Para hacer ameno el trayecto se me ocurrió la idea de iniciar una charla un tanto controversial.- Jane….. mmm…. ¿alguna vez te has enamorado? –pregunté sin quitar la vista del camino. En el fondo esperaba que lo negara. Pero desde que empezaron a unirse miembros a la guardia me pregunté si a Jane le gustaba alguno de ellos. La idea de imaginarla con novio, separada de mí, me molestaba, estaba acostumbrado a que sólo fuera mía, mi Jane. Siempre hemos estado juntos. Sin embargo no podía hacerme el tonto, tarde o temprano mi hermana podría enamorarse, tenía derecho.

Su respuesta me hizo sentir aliviado. Jane no quería a nadie más, su cariño me pertenecía entero. Mirando aún hacia la carretera sonreí de oreja a oreja. Bajé un poco la velocidad y volteé a verla por fin
- aunque suene egoísta, no sabes lo feliz que me hace escuchar eso, ven acá -estiré mi brazo libre y la jalé a mí abrazandola fuerte-te amo hermanita, no puedo imaginarme un instante sin ti- recargué mi mejilla en su cabeza mientras seguía manejando.

Me había preocupado un tanto el como seguía manteniendo la vista al frente hasta que redujo un poco la velocidad y sonreí ante la mirada que me daba.
- No me importa que suene egoísta - le respondí estirándome a su lado y abrazándolo de costado, lo suficiente como para dejarlo conducir con el otro brazo - Yo también te amo Alec, y no puedo ni quiero imaginarme un instante sin ti - sentí el peso de su cabeza sobre la mía, inundándome más de él, de su aroma, de su ser. - Haría todo por que fueras feliz, y más si esa felicidad te la puedo dar yo- susurre mirando unos segundos la carretera, para después cerrar los ojos y agradecer el placer de estar abraza a él.

-gracias Jane, yo bueno, supongo que ya lo sabes pero no está de más repetirlo-dije sonriendo- daría mi vida por ti sin pensarlo- besé su cabeza como promesa- hermanita, qué tal un poco de música? -pregunté acariciando su brazo y separandome un poco para meter mi mano en la bolsa del pantalón, saqué mi ipod y se lo dí- vamos, conéctalo -sugerí guiñandole un ojo.

Cerré los ojos al escuchar sus palabras, y así era, yo sabía que ambos daríamos la vida por el otro. Este momento parecía estático, sin duda alguna me agradaban estos momentos de relajación con mi hermano, el no tener una postura rígida y poder sonreír abiertamente tal y como él siempre lograba que lo hiciera.
- Me agrada la idea de la música - exprese alejándome un poco y tomando el ipod de sus manos. Puse el reproductor en aleatorio - A ver que música le has puesto últimamente a esto - le mencione con un tono de burla recordando una pequeña bromita anexando algunas canciones que por lo regular ninguno de los dos escucharía.

-Qué música? ay hermanita bonita -dije con una sonrisa- pues la música que nos gusta, las canciones que tú amas, el rap y el hip hop -solté una carcajada y subí el volumen al estereo, empezó a sonar una canción de Eminem- vamos Jane, canta -bromeé sin parar de reír- yo sé que te la sabes perfectamente -pasé mi brazo derecho por encima de sus hombros y la acerqué a mí - te he oído cuando piensas que nadie te escucha-susurré con una risita. - pero no te preocupes, guardaré el secreto- Disfrutaba mucho estar así con Jane, olvidando las obligaciones, escapandonos del mundo, riendonos por cualquier tontería.

-De acuerdo- asentí –Pero yo elijo la canción- Sonreí y cambié la canción en el ipod. La música empezó a sonar y yo seguí el ritmo golpeando el volante con las palmas de mis manos mientras miraba de reojo a Jane hasta que se escuchó la voz del cantante.- Ella durmió al calor de las masas y yo desperté queriendo soñarla….. algún tiempo atrás pensé en escribirle que nunca sorteé las trampas del amor….canta Jane! –dije mirándola con una enorme sonrisa. – de aquel amoooor, de música ligera, nada nos libra, nada más queda……-Volví mi vista a la carretera. Sabía que Jane no me acompañaría así que continué cantando yo solo. Pero el olor a humano me hizo bajar la voz. A lo lejos pude darme cuenta que a la orilla de la carretera se encontraba una familia, el hombre mayor me hizo señas para que parara. Yo volteé a ver a mi hermana con indecisión. – qué dices Jane, los ayudamos o seguimos con nuestro trayecto sin perder el tiempo? –pregunté con una sonrisa malvada.

Si quería escoger la canción siguiente no me opondría - Adelante, escógela - mencioné al tiempo en que me acomodaba en mi asiento. Cerré los ojos unos segundos, mientras intentaba identificar la canción, pero al momento en que empezó la letra regresé mi mirada al entorno, y escuche atenta a Alec - Vamos, sabes que no me salé mucho eso del canto - respondí cuando intentaba animarme a cantar.
Era una clara mentira eso de " no se cantar", pero que más podía hacer si lo que quería en este momento era escuchar su voz, además de que en el entorno el aire empezaba a tener un nuevo aire y mis labios curvaron una sonrisa maliciosa al observar el camino.
- Me inclino por la opción de ser buenas personas - expresé con tono irónico - recuerda que debemos ayudar al príjimo y esas cosas Además, cuentan con un aroma agradable. - esto basto para que él redujese la velocidad y la familia cambiase su semblante a uno más "alegre", claro por el momento, ya que no sabían en lo que se habían metido.

Sonriéndo con complicidad a Jane, disminuí la velocidad para estacionarme detrás de la camioneta de la pobre y desafortunada familia.
Inmediatamente el hombre se acercó a nosotros con una gran sonrisa, pero en cuanto vió que eramos apenas unos niños cambió su semblante. Nos miró preocupado pregúntando cómo habíamos estado manejando sin un adulto supervisando. - no he parado para que nos entreviste -respondí serio evitando intimidarlo, para que así no hiciera un caos y empezara a gritarle a su familia- ayuda o no? -dije arráncando el auto. El hombre no dijo más y aceptó. Necesitaba corriente para la camioneta. Me bajé y fui a la cajuela, fingí no encontrar el cable, el señor caminó hasta mí para ayudarme a encontrarlo, cuando quedó de espaldas lo empujé hacia dentro y partí de un movimiento su cuello. Con un susurro llamé a Jane para compartir la primer carnada de la excelente pezca que habíamos hecho.

Alec se detuvo tras del coche de la familia y el hombre tan absurdo como suelen ser los humanos se preocupo más por nosotros y la apariencia de “niños”.
Solté una risa en cuanto nos pregunto quien nos supervisaba y por que estábamos solos.
-Oh vaya hombre, le saldrán canas tempranamente por tantas preocupaciones – le dije a Alec en forma sarcástica antes de que se bajara a ayudarle al hombre.
Solo fueron unos cuantos minutos en que acallo la respiración del hombre, sonreí y salí del carro tranquilamente.
Me acerque a su oído susurrándole – Es todo tuyo querido – a fin de cuentas él los había captado primero.

Al escuchar a mi hermana me encogí de hombros y bebí hasta la última gota de sangre, luego cerré la cajuela y observé a la familia, dos niños jugando al lado de un adolescente aburrido escuchando música y la madre adelante, fastidiada. – cuanta pena siento por ellos- dije con fingido dolor mirando a mi hermana con complicidad. –ni modo siempre existe alguien más poderoso y fuerte que tú, hoy nos toca serlo –sonreí con malicia –Jane no olvidemos los modales que nos ha inculcado el maestro Aro, vamos a saludarlos o….. a darles el pésame? –reí con burla y detrás de mi hermana me fui acercando a la familia.

Observe su dolor fingido y me causo gran gracia eso, uní mis manos entrelazando mis dedos y poniéndolos cerca de mi pecho, como si a mi también me causará gran aflicción. - Lo sé, su padre acaba de morir y actúan como si nada de eso hubiese pasado - Y era que en verdad no sabían que estaba muerto.

No pude evitar soltar una ligera risa algo fría y reacomodar mi postura -Así es, hoy nos toca ser los más fuertes y ayudarles con el funeral, o he de decir, ¿los funerales? - pregunte cínicamente mientras caminaba hacía donde se encontraba la familia. Sentí a Alec tras mío, él ya había comido algo "grande", creo que por consecuencia la madre me pertenecía. - No se pudo hacer mucho con su carro - empecé a decir suavemente mientras el humor de la mujer empeoraba - pero su esposo la llama, venga comigo lo llevaré con él - ella dudo un poco y con justa razón.
Ella iba a empezar a gritar al ver a su esposo tirado cuando la tome de la cabeza y le disloque el cuello, empezando a beber su calida sangre. Los niños iban a ser lo más fácil y no es que estos humanos hubieran sido difíciles.

Sin disimular mi sonrisa observé la manera tan rápida en la que Jane acaba con la humana. Los niños se habían aburrido y cansado porque ahora estaban durmiendo recargados uno con otro así que me acerqué a la puerta del lado donde se encontraba el adolescente, como tenía los audifonos puestos tuve que tocar la ventana para llamar su atención.
-Hey, tus padres me han dicho que bajes -Al ver su cara de desconcierto me alcé de hombros, ignorando supuestamente el motivo. Con mal humor dejo el aparato de música y abrió la puerta para bajar. Me adelantó unos pasos, pero justo cuando estaba por llegar a donde se encontraba mi hermana y los cádaveres de sus padres le tapé la boca al mismo tiempo que me impulsaba en su espalda partiendole inevitablemente la columna. Cayó de inmediato y para evitar gritos ahogados golpeé su cabeza con fuerza contra el suelo, como lo tenía planeado se pegó en el sentido y al instante murió. Levanté el cuerpo inmóvil a la altura de mi boca y comencé a beber sin prisas, disfrutando.Luego limpié mi boca ya un poco satisfecho. Me erguí y caminé hacia Jane, me coloqué frente a ella y le di un beso en la frente.
-Como es natural después de el plato fuerte viene el postre-Dije y la tomé de la mano para ir por los niños.
Ellos aún permanecían dormidos, ajenos a lo que acaba de pasar-Sería una lastima dejarlos huerfanos, sugiero que dejemos que se unan a sus padres y hermano, como la familia unida y feliz que siempre fueron, hagamos nuestro acto bueno del día -Sonreí con maldad a mi hermana.

Observe a detalle cada uno de los movimientos de Alec, rápido e ingenioso acabo con uno de los estorbos más fáciles que teníamos, a decir verdad todos y cada uno de ellos eran una presa demasiado fácil, lo único divertido era la forma distinta en que se les mataba.
Sonreí al sentir su beso en mi frente. - Estoy de acuerdo, un postre rico y delicioso nunca estará de más -

Nos encaminamos hacía los niños, estaban dormidos y por mi mente paso la pregunta de ¿Porqué los humanos sentían cariño hacia estas cosas? Para mi no eran más que una comida más. - Creo que hoy es el día en que nos encuentran de buenas, ya hemos hecho muchas acciones buena, ayudar a reparar el inservible auto de estos humanos, hacer que no pelearan entre ellos, y ahora no dejar huérfanos y desamparados a estas criaturas, y lo mejor, de una forma simple y sin mucho dolor. -

Sonreí maliciosamente al tiempo en que abría la puerta de los niños y sacaba a uno con cuidado, pasándoselo a Alec despacio para que no se despertaran, tome al otro en cuestión de segundos. Descubrí su cuello y mordí con ligeraza la suave piel, ni sentirían la muerte, y creo que eso era lo único que tomaría como la "buena acción del día".